Alrededor del restaurante Pájaros en la Cabeza se tiene una sensación parecida a la que gráficamente describe el término ‘buen rollo’. A primera vista resulta muy acogedor, uno de esos sitios donde te sientes a gusto sin saber muy bien porqué. La luminosidad del local ayuda, y también la decoración, de líneas sencillas y actuales. Además, la acústica es buena, así que aunque esté lleno, el ruido del entorno apenas molesta.

A la mesa, el servicio es atento y profesional y su propuesta gastronómica destila un aire de producto fresco, de temporada y trabajado al momento. A mediodía, todo gira alrededor de dos menús –el de diario y el del fin de semana–, sencillos pero cargados de detalles. En ellos siempre hay tres opciones de primeros y segundos platos. A diario, pueden aparecer un pastel de verduras de temporada al horno, una receta de pasta con pavo trufado o una ensalada culminada con requesón de Sieso. Y, entre los segundos, el punto agridulce de un pollo a la cerveza con manzana, una buena tajada de bacalao con reducción de piquillo o un redondo de ternera con una salsa bien trabajada.

El precio de este menú, de lunes a viernes, es de 11 euros, y los dos postres que se ofrecen son caseros, sencillos y apetecibles. Por ejemplo, una crepe de frutas o un semifrío de dos chocolates. El fin de semana el menú eleva el nivel y también el precio (15 euros). La paella, de marisco o mixta, casi siempre está presente; la calidad de las ensaladas también aumenta, como es el caso de la de pulpo, cachelo y vinagreta mediterránea, y entre los segundos platos nos podemos encontrar un costillar braseado al brandi o un bacalao dorado a la miel.

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