Entrevista – Alberto Muñoz Palacio, propietario de Pájaros en la Cabeza, finalista Pyme o Empresario autónomo por la inclusión de personas con discapacidad
Premios CEPYME 2019
Alberto Muñoz Palacio, propietario de Pájaros en la Cabeza, es finalista en la categoría Pyme o Empresario autónomo por la inclusión de personas con discapacidad en la VI Edición de los Premios CEPYME.
¿Cree que el premio CEPYME 2019 podría mejorar la imagen de su empresa de cara a clientes, proveedores y futuros inversores?
Principalmente, el tejido empresarial español está representado por la pequeña empresa y autónomos; numerosas de estas empresas y empresarios autónomos en Zaragoza son clientes ya, por lo que el premio hará que nuevos clientes conozcan mi restaurante Pájaros en la Cabeza y su saber hacer. Los premios CEPYME tienen un gran reconocimiento y sería todo un orgullo poder ganar. Ser finalista, sinceramente, ya es todo un logro para mí personalmente y reconoce que un sueño sobre integración laboral es valorado por una organización social a nivel nacional.
¿Cómo decidió presentarse a los Premios CEPYME? ¿Qué condiciones reúne su empresa para concurrir a los mismos?
Al igual que el reconocimiento de SOLIDAR, Asociación sin ánimo de lucro de Empresarios Solidarios de Aragón, llegó porque su entonces presidente Miguel Ángel Herrando me animó a presentar mi candidatura; en este caso, el equipo en Zaragoza de Inserta-Fundación ONCE siempre creyó en mi proyecto y me transmitió que mi candidatura en los premios CEPYME podría dar voz y favorecer que empresarios apuesten por la inserción laboral.
Pájaros en la Cabeza no es solo un restaurante, es un sueño de integración laboral y se ha convertido en el primer establecimiento de Aragón que ofrece un contrato laboral a jóvenes con síndrome de Down.
Breve historia de su empresa
Pájaros en la Cabeza abrió sus puertas en septiembre de 2014. Fundación Down Zaragoza participó y dio forma a mi proyecto. Dos de sus candidatos se incorporaron a mi plantilla en periodo de prácticas con apoyo, y a las pocas semanas firmaban su primer contrato indefinido. Y hasta el día de hoy, María Izuel, por ejemplo, forma parte de mi equipo desde hace más de 5 años.
El sueño se hizo realidad y hace sólo unas semanas Down España nos ha integrado en Valuable, la red europea de hoteles y restaurantes socialmente responsables que están comprometidos con la inclusión laboral de las personas con discapacidad intelectual.
Catorce personas (más del 85% de la plantilla con contrato indefinido) componen el equipo del restaurante. En el número 42 de la avenida de Juan Pablo II de Zaragoza, 300 metros cuadrados dan forma a este proyecto personal.
Nuestro horario de 6 de la mañana hasta medianoche, dos comedores y cafetería con aforo de cien personas y una terraza exterior con 16 veladores, hacen que nuestra atención y servicio al cliente sea completo.
Su situación estratégica en el barrio de la Romareda frente al centro comercial y de oficinas Aragonia, próximo a los dos hospitales principales de la ciudad, al Conservatorio Superior de Música y al Ayuntamiento de Zaragoza, hace que contemos con muchos clientes y cada día nos descubran muchos más.
Objetivos y principales retos de su empresa para los próximos años
El principal objetivo es que Pájaros en la Cabeza sea un lugarde referente en Zaragoza. Un restaurante donde se come bien, el servicio y la atención al cliente es cercana y sobre todo que existe una normalización en ver que parte del equipo de camareros tiene síndrome de Down.
Como reto, potenciar más que chicos y chicas con diferentes discapacidades realicen prácticas profesionales en el restaurante con una experiencia significativamente positiva para que su camino laboral sea todo un éxito. Un ejemplo, un hotel necesita reforzar con una persona su turno de desayunos. Fundación Down Zaragoza tiene la posibilidad de comprobar con estas prácticas en mi restaurante –laborales, no remuneradas y siempre con apoyo- los aspectos que debe mejorar para su incorporación: mejora en comunicación, destreza manual, visual… De este modo todos sus puntos débiles se refuerzan.
Ideas muchas, ilusión máxima y sobre todo quiero pensar que al final no somos tan distintos y podemos encajar a la perfección para configurar entre todos ese puzzle que mueve la sociedad.
¿Qué ventajas cree que aporta la inclusión laboral de personas con discapacidad para la empresa?
No solo para sus compañeros y para mí, sino también para los clientes, que establecen con ellos relaciones de complicidad que les permiten disfrutar más del momento.
La conexión se establece desde el principio, cuando toman nota de las bebidas, sobre todo porque la gente se da cuenta de lo que son capaces de hacer y de lo resolutivos que son. Además, siempre consiguen arrancar una sonrisa a los comensales.
En definitiva, contratarles es la forma más real de integración y normalización en la sociedad. Tienen una gran capacidad laboral y, sobre todo, capacidad de hacernos ver el mundo con mayor tolerancia y con menos prisas, disfrutando del momento y de la espontaneidad, de que es bueno perder dos minutos, sonreír y dejar que afloren nuestros sentimientos.
Sin duda, contratarles ha sido la inversión más rentable a nivel afectivo, emocional y educacional para mi equipo, mis clientes y para mí mismo, que soy el jefe.
¿Qué medidas desarrollan en este ámbito?
No tuve ninguna duda en aceptar que dos jóvenes con discapacidad intelectual de la Fundación Down realizaran prácticas laborales. Muy pronto destacaron los puntos fuertes que presentan sus capacidades. El reto era arriesgado: facilitar el acceso de una persona con discapacidad intelectual a un entorno ¨normal¨, el espacio de un restaurante compartido y vivido por clientes, camareros, cocineros…
Pero la conclusión ha vuelto a ser positiva: al igual que el resto de las personas, son potencialmente generadoras de progreso y riqueza para el contexto diario en el que viven, se mueven o trabajan.